Astronomía.es
Estimados visitantes:

Creando este sitio web he pretendido recopilar y ordenar muchos de los datos que pueden resultar útiles para cualquiera que se asome al universo astronómico.
Salvo unas mínimas nociones basadas en mi corta pero intensa experiencia, todo lo he encontrado en esa Biblioteca Alejandrina del siglo XXI que es internet. Muchas horas leyendo webs, foros, mirando vídeos, tutoriales, examinando y usando programas y aplicaciones. Todo el inmenso caudal de conocimientos que se hallan en la red de redes me han servido (y me siguen sirviendo) para aprender todo lo que sé y ponerlo en práctica, tanto en la pericia que, poco a poco, voy logrando, como en la elección de los medios que he adquirido para cumplir mi sueño de entender, admirar y atesorar la infinitud celeste que nos abarca.
Porque desde el conocimiento es desde donde mejor se aprecia la belleza de la inmensidad del cosmos.
Entiendo que esta afición tan gratificante e incesantemente abierta a nuevas perspectivas precisa, en un primer lugar, el saber leer el mapa que se abre sobre nuestras cabezas cada noche. Una carta estelar que cambia hora a hora, día a día y mes a mes para retornar a las mismas posiciones una y otra vez para dicha de los estoicos.
Si bien ese retorno de estrellas y constelaciones no es exactamente igual cada ciclo, la longevidad de los cambios nos permiten considerarlo constante.
Por tanto el primer paso, a mi entender básico, para iniciarse en esta actividad es aprender a reconocer constelaciones y asterismos, estrellas importantes y planetas. Así podremos saber dónde mirar cuando busquemos cualquiera de los miles de objetos que esta ciencia nos oferta.
Una vez sepamos movernos de una forma eficiente por el cielo reconociendo las constelaciones llegaremos a nuestra primera gran elección: ¿te interesa más el mundo de los escondido, lo lejano, lo difuso y casi fantasmagórico o tus inquietudes están más próximas a la belleza del color, los relieves, el detalle y el juego del claroscuro?
Cuando me empecé a interesar en serio por la Astronomí fue en pleno confinamiento por la pandemia de la COVID19. A pesar de que ya de por si salía a trabajar en horario nocturno, solía salir antes (aún...) para hacer escala en una solitaria colina camino a mi destino laboral y ver, a ojo, eso sí, el cielo estrellado. No podía salir con mi telescopio a ningún sitio para poder poner en práctica toda la teoría que estaba consumiendo en internet, de modo que mi única opción era mirar con mi minúsculo telescopio por una ventana de mi casa.
Mi piso hace esquina hacia el Norte, por lo que tenía vetado toda el arco celeste desde el NE hasta el NO, o sea, la Eclíptica, que es por donde normalmente circulan lo astros de nuestro sistema solar (incluida la luna). Por ello empecé a interesarme en las estrellas y objetos que sí pudiese intentar ver desde mi confinamiento. Acababa de escoger: estrellas dobles y objetos de cielo profundo. Aunque lo correcto es reconocer que, en todo caso, me atraía más el mundo lejano.
Con el telescopio que tenía y con la contaminación lumínica de las farolas no tenía opción de ver más que alguna estrella doble, pero ya me fui mentalizando, sin darme cuenta, en buscar material más específico para observación fuera del sistema solar. Y me hice con un telescopio refractor con una razón focal (f/5) muy orientada a espacio profundo.
Tranquilos: que elijamos a papá cuando llega el momento en que nos debemos preguntar a quien queremos más no significa que tengamos que renunciar a querer a mamá: yo he disfrutado enormemente (y seguiré aprendiendo y gozando de la observación planetaria y lunar a pesar de que mi telescopio no es el óptimo para ello, pero, creedme, te deja gozar visionando Saturno, la luna, etc.

La siguiente pregunta que nuestro cerebro empieza a rumiar es ¿queremos disfrutar de la observación deleitándonos con cada hallazgo, localización y objeto en ese ambiente tan Zen que se crea en el silencio de la noche, en la soledad de nuestra localización donde buscamos cielos oscuros para que se evidencien y revelen todos los regalos del universo? ¿o queremos, además, guardar esas imágenes para deleite y orgullo propio y, quizá, compartición con otros?
La fotografía, ese nuevo mundo inmenso, lleno de variables, elementos y infinitud imaginativa que se nos abre en medio del ya de por sí enorme campo de la Astronomía.
Si queremos fotografiar hay que aprender mucho, saber que los pasos a dar serán lentos, aunque muy gratificantes, y que nos costará mares de dudas y ríos de billetes ir obteniendo lo necesario (cámara, objetivos, monturas de seguimiento, software, etc.) para expandirnos en ese arte de la captación de luz.
Bueno, con un poco de sensatez y no queriendo avanzar más deprisa de lo recomendable, el río del que acabo de hablar puede ser una pequeña venera que no tiene por qué desangrarnos. Esto también es aplicable a todos los utensilios y accesorios que vayamos adquiriendo en nuestro crecimiento astronómico (telescopio/s, oculares, filtros, buscadores, etc.).
Como conclusión confío en que este sitio web sea útil a aquellos que, seguramente de forma casual, accedan a él. He pretendido incluir las bases de cada una de las raíces (constelaciones, asterismos y referencias, mitología, estrellas dobles y objetos del cielo profundo, planetaria, fórmulas astronómicas y fotográficas, etc.) que sostienen y hacen crecer el árbol de esta inigualable afición que es la Astronomía.
«Cuanta más hambre tengo de conocimientos más me doy cuenta de lo pequeño que es el estómago de mi mente».
