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Asteroides

Historia

Pintura de Francesco Farina que muestra a Piazzi y Urania (cortesía: Observatorio de Palermo).
Heinrich Wilhelm Olbers, pintura al pastel de Johann Christian August Schwartz, 1805 (sala del director del Observatorio de la Universidad de Göttingen).

«Asteroide» es una palabra de origen griego que significa «de forma estelar» (que es el aspecto que ofrecen al ser observados por un telescopio).

El astrónomo y matemático alemán Johannes Kepler (1571-1630) fue el primero que formuló la hipótesis de que debía existir un planeta, al menos, en el espacio existente entre Marte y Júpiter.

El descubrimiento de Urano en 1781 supuso un espaldarazo para la ley de Titius-Bode (publicada en 1772) que establecía que la distancia de un planeta al Sol (en Unidades Astronómicas) tiene la forma: d = 0,4 + 0,3 k, donde k es el número 0 (para Mercurio), 1 (para Venus), 2 (para la Tierra), 4 (Marte), 16 (Júpiter), 32 (Saturno) y 64 (Urano). La secuencia k=0, 1, 2, 4, (¡!), 16, 32, 64 indicaba por tanto que tenía que haber un planeta situado entre Marte y Júpiter que correspondería al valor k=8 (esto es, 2,8 veces más distante del Sol que la Tierra).

A muchos astrónomos les fascinó la idea de encontrar ese planeta perdido entre Marte y Júpiter y se organizó la llamada policía celestial: 24 astrónomos cada uno escudriñando una zona del zodiaco para encontrarlo, sin embargo ninguno de sus integrantes encontró en la zona planeta alguno ni otro cuerpo celeste, sino un sacerdote católico y astrónomo llamado Giuseppe Piazzi.

El 1 de enero de 1801, Piazzi descubrió un «objeto estelar» que se movía sobre el fondo de estrellas. Pensó que era una estrella fija, pero una vez que notó que se movía, se convenció de que era un planeta, o como él lo llamó, «una nueva estrella».

En su diario escribió: «La luz era un poco tenue, y del color de Júpiter,[...] de octava magnitud. Por tanto, no tenía ninguna duda de que no era una estrella fija. En la tarde del segundo repetí mis observaciones y, al descubrir que no se correspondía ni en el tiempo ni en la distancia del cenit con la observación anterior, comencé a albergar algunas dudas sobre su exactitud. Luego concebí una gran sospecha de que podría ser una nueva estrella. La tarde del tercero, mi sospecha se convirtió en certeza, asegurándome que no era una estrella fija. Sin embargo, antes de darlo a conocer, esperé hasta la tarde del día cuatro, cuando tuve la satisfacción de ver que se había movido al mismo ritmo que los días anteriores».

Piazzi entendió que se trataba de un planeta pero por un sentimiento conservador lo anunció como un cometa. En una carta a un colega de Milán se lo confiesa: «He anunciado esta estrella como cometa, pero como no está acompañada de ninguna nebulosidad y, además, como su movimiento es tan lento y bastante uniforme, se me ha ocurrido varias veces que podría ser algo mejor que un cometa. Pero he tenido cuidado de no presentar esta suposición al público».

Posteriormente perdió su rastro por el resplandor solar. Le llamó Ceres Ferdinandea (en honor a la diosa romana y siciliana del grano y el rey Fernando IV de Nápoles y Sicilia), aunque el segundo término se eliminó más tarde por motivos políticos.

Ceres resultó ser, entonces, el primero de los asteroides descubiertos y el más grande del cinturón, si bien en la actualidad se clasifica como planeta enano.

Secuencia de una rotación completa del asteroide Vesta visto desde la nave espacial Dawn el 2 de agosto de 2011. El periodo real de rotación del asteroide es de 5 h 21 min. (NASA/JPL-Caltech/UCLA/MPS/DLR/IDA).

Sólo se tenía una órbita incompleta del objeto. El matemático Carl Friedrich Gauss ideó un método para calcular una órbita a partir de observaciones limitadas. Heinrich Olbers, utilizando el método de Gauss, recuperó desde su estudio de Bremen a Ceres el último día de 1801. Olbers continuó siguiendo a Ceres a través de los cielos, y tres meses después, el 28 de marzo de 1802, vio otro objeto similar al que bautizó como Palas (en honor de la diosa griega Palas Atenea).

Al ser el segundo asteroide descubierto su nombre oficial es (2) Pallas, el número que indica el orden de descubrimiento (Ceres solía llamarse (1) Ceres, pero desde que fue promovido al estado de planeta enano en 2006, ahora es solo "Ceres").

En 1802, por tanto, se habían descubierto los dos primeros: Ceres y Palas. Como reconocimiento a ambos hallazgos se dio nombre a dos elementos químicos descubiertos en fechas posteriores cercanas: Cerio (Ce) y Paladio (Pd), respectivamente.

Fue Herschel, descubridor de Urano entre otros objetos celestes, quien propuso el 6 de mayo de 1802 ante la Royal Society de Londres que ambos eran un nuevo tipo de cuerpos y los denominó asteroides.​ Sin embargo, la mayoría de los astrónomos de la época rechazó su propuesta y se siguieron considerando como planetas. Giuseppe Piazzi, descubridor de Ceres, empleó el término planetoide. Sin embargo Heinrich Olbers secundó a Herschel en el término «asteroide», que fue usado ya de forma generalizada a principios del siglo XX.

En 1804, un astrónomo diferente, Carl Ludwig Harding, descubrió un tercer asteroide, llamado Juno. Y luego, el 29 de marzo de 1807, de nuevo Olbers, descubrió un cuarto asteroide, que se llamaría Vesta, ahora (4) Vesta.

Durante los siguientes 38 años, esos fueron los únicos cuatro asteroides conocidos, teniendo que esperar hasta 1845, solo un año antes del descubrimiento de Neptuno, para la confirmación de la existencia del quinto asteroide, (5) Astraea, descubierto por el astrónomo alemán K. L. Hencke.

Antes de 1850 se habían catalogado 10, los 5 citados más (6) Hebe, (7) Iris, (8) Flora, (9) Metis y (10) Hygiea, descubiertos en 1847 (los tres primeros), 1848 y 1849, respectivamente. A partir de ese momento el descubrimiento de estos objetos celestiales fue exponencial, siendo el número de asteroides catalogados ya de 100 en 1868, 1.000 en el primer cuarto del siglo XX, 10.000 a mediados del siglo pasado, 100.000 en los años 80 de la citada centuria, y los más de 1.250.0001 a finales de 2022 (según datos del Minor Planet Center, UAI).


1 En este número, la MPC contabiliza todos los planetas menores descubiertos, término que prácticamente es sinónimo de asteroide (con algunas salvedades). Actualmente planeta menor es un término en desuso pero que se sigue empleando por el citado Centro.