Cometas
Historia
Los cometas han sido observados por el hombre desde la antigÜedad, siendo un ímbolo, normalmente, de malos presagios. No se tenía claro si eran objetos de la atmósfera, del espacio extraterrestre o, incluso, de naturaleza metafísica.

Una de las primeras impresiones de un cometa fue la que aparece en el Tapiz de Bayeux de finales del siglo XI. Este tapiz excepcional, de 70 metros de largo y tan solo 0,5 m de ancho, que representa la conquista normanda de Inglaterra a los sajones en setenta y tres escenas. Era el cometa Halley, y su aparición, entre el 24 y el 30 de abril de 1066, debió resultar significativa en la contienda, ya que los sajones interpretaron al cometa como una señal de mal agüero en la coronación del rey Haroldo II de Inglaterra, mientras que los normandos lo interpretaron como una señal divina de victoria.
En 1303 el pintor italiano Giotto de Bondone incluyó al cometa Halley en su pintura del nacimiento de Belén, que se puede observar en la capilla Scrovegni de Padua. El pintor había visto este cometa en su reciente aparición en 1301. La nave que más se aproximo al cometa se bautizó como Giotto en honor a este pintor.
En realidad hay teorías que avalan el hecho de que la estrella que guio a los Magos según las Sagradas Escituras, fue el cometa Halley, aunque también aparecen teorías diferentes como la de que fue una conjunción Júpiter-Saturno, parecida a la del cercano 21 de diciembre de 2020, o incluso una supernova (aunque no se han hallado datos que avalen esta última teoría).
Históricamente la aparición de un cometa generaba temor entre aquellos que creían que presagiaba plagas y perdición, aunque también tuvieron un aprovechamiento político. Así, por ejemplo, la aparición de un cometa durante siete días en julio del 44 a. C., pocos meses después del asesinato de Julio César, muchos romanos creyeron que César ascendía a la región de los dioses inmortales, una visión de deificación que a su sucesor Augusto le vino bien.
En 1456 este mismo cometa fue culpado por la gente de las hambrunas, enfermedades y desastres naturales de la época. De hecho circula la leyenda (ampliamente difundida por internet) de que el Papa Calixto III promulgó una bula por la que excomulgaba al cometa por considerarlo un emisario del demonio. En realidad esta leyenda surge de una serie consecutiva de confusiones históricas llegando, en el siglo XIX, a la de la bula excomulgatoria. Lo único cierto, de donde se incia la concatenación de errores que originan la leyenda, es que la bula en que el papa español intenta arngar a los católicos para rezar y unirse contra los asedios turco a Belgrado (tras conquistar Constantinopla) se publica cuando aparece el cometa Halley en los cielos de Italia.

Hasta el siglo XVIII se pensaba que los cometas iban hacia el Sol y se perdían.
El polifacético Edmund Halley (1656-1742), pionero en la elaboración de un mapa meteorológico entre otros méritos, fue el primero en intuir que las explendidas apariciones de tres cometas en 1531, 1607 y 1682 eran, en realidad, del mismo cuerpo celeste. Tras sus precisos cálculos, basados en la gravitación de Newton, predijo cuándo volvería a aparecer: «Con toda confianza puedo predecir que retornará en 1758». La predición fue un acierto, aunque él ya habría muerto para comprobar su éxito.
En 1821 el matemático y físico alemán Johann Encke descubrió la periodicidad de aparición de un segundo cometa, el cometa de Encke, que tiene el más corto periodo de un cometa (3,3 años), siendo, por tanto, el de mayor número de apariciones registradas.
Ya en pleno siglo XX los cometas se han rodeado de un halo de superstición entre la población. Así, según investigación del físico e historiador Pedro Ruiz-Castell, en la prensa de 1910 se observa el esfuerzo de culturizar a la población, pero también reflejan el pánico que invadió a algunas personas. Sellegó a temer por el hecho de que la cola del cometa, que «se sabía que tenía un gas venenoso, el cianógeno», atravesase la Tierra. Incluso se relacinó con la muerte del rey Eduardo VII del Reino Unido, fallecido el 6 de mayo de 1910.
Según los estudios citados, «en Valencia, por ejemplo, se constata la muerte de varias personas ante lo que creían el final de sus días».
Incluso acabando el siglo XX, la aparición del cometa Hale-Bopp en 1997 indujo a 39 miembros del culto Heaven's Gate a suicidarse en San Diego, confiando en que embarcarían en una nave espacial que creían que acompañaba al cometa.
Como apunte a la superstición, sólo 15 días después de la última aparición del cometa Halley la central nuclear de Chernóbil explotó, originando la consabida nube radiactiva.