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Misiones a Urano

Voyager 2 Futuras

Voyager 2

Imagen del planeta Urano tomada por la nave espacial Voyager 2. (NASA / JPL).

A este planeta, y al posterior planeta, Neptuno, ambos conocidos como gigantes helados, solo ha llegado una nave espacial para su exploración. La nave que los visitó fue la Voyager 2. Pare ello tuvo que recorrer más de 3.000 millones de kilómetros en un largo viaje de nueve años.

Tras esa larga y compleja travesía, la Voyager 2 de la NASA solo tuvo 5,5 horas, tiempo que duró el sobrevuelo del azulado planeta, para recopilar gran parte de su información crítica sobre el misterioso astro, incluidos sus anillos y lunas. Esa información tan valiosa ha sido complementado posteriormente por medio de los telescopios espaciales Hubble y James Webb, además de varios telescopios terrestres poderosos.

La sonda, de la que se ha hablado ampliamente en varios capítulos, sección «Misiones», del «Sistema solar» en este sitio web, fue lanzada en agosto de 1977 desde Cabo Cañaveral y siguió una trayectoria semejante a su nave hermana, la Voyager 1, hasta llegar a Saturno, donde ésta visitó la luna Titán y salió del plano eclíptico, mientras que la Voyager 2 eludio la luna helada y tomó un mayor impulso gravitacional del gigante gaseoso para dirigirse a Urano y Neptuno.

Las observaciones de largo alcance del planeta Urano comenzaron el 4 de noviembre de 1985. A esa distancia de la Tierra las señales tardaron unas 2,5 horas en llegar. La luz era 400 veces menor que en la Tierra. Voyager 2 llevó a cabo la primera, y de momento única, visita a Urano el 24 de enero de 1986. Su acercamiento más próximo al planeta fue de 81.500 km, y se produjo a las a las 17:59 UT de ese histórico día.

En su recorrido, la nave descubrió 10 nuevas lunas, dos nuevos anillos, que se sumaban a los 9 ya descubiertos anteriormente. Los datos enviados determinaron que sus anillos eran extremadamente variables en grosor y opacidad. También descubrió un campo magnético inclinado a 55 grados fuera del eje y fuera del centro, más fuerte que el de Saturno.

También nos dejó otros descubrimientos, como una atmósfera con vientos de velocidad de hasta 724 km/h, y halló evidencias de un océano de agua hirviendo a unos 800 km bajo la superficie superior de las nubes. Además se encontró que la temperatura promedio de su polo que mira hacia el Sol era, curiosamente, la misma que en el ecuador.

Por desgracia el encuentro con Urano tuvo en contraposición el trágico accidente del Challenger esa misma semana, con la muerte de siete astronautas durante el lanzamiento del transbordador espacial, cuatro días después del sobrevuelo de Voyager 2 al planeta.

Usando al propio Urano para un nuevo impulso gravitatorio, La sonda dirigió su rumbo hacia Neptuno, llegando 3,5 años después al, de momento, último planeta del sistema solar. Una vez pasado el sistema neptuniano, la Voyager 2 siguió un curso bajo el plano de la eclíptica hacia afuera del sistema solar.

Como se ha comentado anteriormente, se habla de la Voyager 2 en varias partes de este sitio web, principalmente en la sección «Misiones al planeta Neptuno», pero también en «Misiones a Júpiter» y «Misiones a Saturno».

Voyager 2 sobrevoló Urano hace XXX años, XXX días, XX horas, XX minutos, XX segundos.

Misiones futuras

Cada diez años los científicos emiten un informe en el que deciden qué misiones de investigación espacial se desarrollarán en la próxima década. El nuevo informe Planetary Science and Astrobiology Decadal Survey 2023-2032 ha puesto como prioridad, entre otras misiones, el estudio del planeta Urano. La misión, llamada Uranus Orbiter and Probe (UOP). La misión UOP entregará una sonda atmosférica in situ y llevará a cabo un recorrido orbital de varios años que transformará nuestro conocimiento de los gigantes de hielo en general y del sistema de Urano en particular.

El interés por el gigante helado, uno de los cuerpos más intrigantes del sistema solar, radica en su baja energía interna, su dinámica atmosférica activa y su complejo campo magnético. También se pretende confirmar si fue un impacto gigante el que produjo la tremenda inclinación axial del planeta y posiblemente sus anillos y satélites.

Las grandes lunas de hielo y roca de Urano muestran una sorprendente evidencia de actividad geológica, según los datos que envió la Voyager 2 en su sobrevuelo del siglo pasado, pudiendo contemplarse que sean mundos oceánicos. Los objetivos científicos de UOP en Urano son: el origen, el interior y la atmósfera, la magnetosfera y los satélites y anillos. UOP proporcionará información básica relevante para la clase de exoplanetas más abundante y de tamaño similar.

La Uranos Orbiter Probe tendría sus oportunidades de lanzamiento óptimas en 2031 y 2032, utilizando una asistencia gravitatoria de Júpiter para acortar el tiempo de viaje. Otras oportunidades, desde 2032 hasta 2038 (o más allá), utilizarían la gravedad del sistema solar interior y precisarían un mayor tiempo de crucero. En cualquier caso no parece posible una llegada a Urano antes de 2043.

En todo caso no se puede perder de vista que no todas las misiones propuestas en el informe citado vayan a ser necesariamente aprobadas, dependiendo, principalmente, de la financiación que reciban los grupos de investigación participantes.


Además de la NASA, la CNSA también tiene en su punto de mira al frío planeta azul-verdoso. De hecho podría darse el caso de que llegara unos años antes a Urano que la misión de la NASA, lo cual sería un nuevo éxito de la agencia espacial china sobre la estadounidense, aunque, por otro lado el sobrevuelo del gigante helado por la sonda proveniente de la Tianwen-4 (una vez emancipada de la nave principal, con destino al sistema joviano y Calisto) podría ser muy útil para planificar la llegada e investigación del la UOP norteamericana. Se calcula su llegada para marzo de 2045.

La nave emplearía sistemas RTG (el acrónimo inglés de «generador termoeléctrico de radioisótopos»), un método de obtener electricidad a partir de plutonio 238 (Pu-238) que ya usó en las sondas lunares Chang’e-3 y Chang’e-4. El Pu-238 es un isótopo radiactivo con una vida media relativamente larga en comparación con el polonio 210 que se usaba en los RTG anteriores.

Las dos naves que integran Tianwen-4 se lanzarán juntas a bordo de un cohete Large March 5. La sonda pequeña, la que viajará a Urano, tendrá una masa de unos pocos cientos de kilogramos, según Wang Qiong, del Centro de Ingeniería Espacial y Exploración Lunar de la CNSA.