Constelaciones
Aries
Origen/mitología
Las estrellas principales de esta constelación forman una agrupación desde la antigüedad. En un inicio se entiende como LÚ.ḪUN.GÁ, «El trabajador agrario» o «El jornalero», que se recoge en el El MUL.APIN, una tabla de la salida y puesta de las estrellas que, probablemente, era utilizada como calendario agrícola.
La referencia identificable de Aries más antigüa como una constelación distinta proviene de unos lindes de 1.350 a 1.000 a. C., en algunos de los cuales se reconoce una figura zodiacal de carnero. El paso de imaginarlo como trabajador agrario al actual carnero se produjo, seguramente, en la posterior tradición babilónica debido a su creciente asociación con Dumuzi el Pastor (dios mesopotámico relacionado con el pastoreo). Cuando se creó el MUL.APIN, hacia el año 1000 a. C., esta constelación identificaba tanto con el carnero de Dumuzi como con un trabajador contratado.
Los astronomos del antiguo Egipto, Aries estaba asociado con el dios Amon-Ra, representado como un hombre con cabeza de carnero. Amon-Ra era la fusión de Amon (el dios solar), Ra (el dios creador) y Min (dios de la fertilidad).
En la astrología helenística, esta constelación se relaciona con el carnero dorado de la mitología griega que rescató a Frixo y Hele por orden de Hermes, llevando a Frixo a la tierra de Colchis. Phrixos y Helle eran el hijo y la hija del rey de Tesalia, Atamante, con Néfele, su primera esposa. Ino, la segunda esposa del rey, estaba celosa y deseaba matar a los hijos de Atamas y para ello generó una hambruna en Beocia, convenciendo a las mujeres del país para que tostaran el grano destinado a la siembra del trigo, diciéndoles que así crecería más. Al no brotar nada y escasear los alimentos, Ino lo achacó públicamente al enfado de los dioses y envio a sus emisarios a consultar al Oráculo de Delfos, pero falsificó su mensaje para que pareciese que este reclamaba el sacrificio de Phrixos para terminar con el hambre.
Méfele entonces envió a Aries, un carnero prodigioso con vellón de oro, y cuando Atamanta estaba a punto de sacrificar a su hijo1 en la cima del Monte Helicón, Aries los levantó en vuelo y los llevó a Cólquida para ponerlos a salvo. Hele sin embargo se cayó durante el vuelo y se ahogó en el Hesponto (llamada así en su honor y actual estrecho de los Dardanelos, entre Europa y Asia).
En agradecimiento a Eetes, rey de Cólquida, Frixo sacrifica al carnero y le ofrece el vellocino al rey, quien lo consagra a Ares y lo cuelga de una encina en un bosque dedicado al dios, guardado por un descomunal dragón y rodeado por campos donde pastan enormes toros salvajes. En agradecimiento Zeus colocó a Aries en el cielo nocturno. Este mito es el origen del periplo de los argonautas en busca del vellocino de oro.
Históricamente, Aries se ha representado como un carnero sin alas, tumbado, con la cabeza vuelta hacia Tauro. Ptolomeo afirmó en su Almagesto que Hiparco describió a Alpha Arietis (Hamal) como el hocico del carnero, pero él no lo incluyó en su figura de constelación, quedando esta estrella como «la estrella sobre la cabeza»
John Flamsteed, en su Atlas Coelestis, mantuvo le representación de Ptolomeo situándola sobre la cabeza de la figura. Flamsteed, a su vez, siguió la idea general de los mapas y representó a Aries acostado.
Los astrónomos musulmanes medievales representaron a Aries de diferentes modos. Así, astrónomos como al-Sufi vieron en la constelación un carnero, inspirados en el precedente de Ptolomeo. Sin embargo en este caso el cordero estaba corriendo mientras miraba hacia atrás.
Sin embargo, algunos globos celestiales islámicos representaban a Aries como un animal anodino de cuatro patas con astas (en lugar de cuernos). Algunos de los primeros observadores beduinos vieron un carnero pero en otra parte del cielo, con su cola en las Pléyades. La conformación árabe más aceptada de Aries consistía en trece estrellas en una figura junto con cinco estrellas fuera de la forma, cuatro de las cuales estaban sobre los cuartos traseros del animal y la quinta era la comentada estrella sobre la cabeza de Aries.
Las estrellas de esta constelación inspiraron en algunos estudiosos otras distintas. Así, en 1612, Petrus Plancius presentó Apes (una abeja), en 1624 imaginó Vespa (una avispa), en 1679 Augustin Royer conformó la constelación Lilium (la flor de lis), y Johann Hevelius renombró la constelación como Musca (la mosca) en 1690 en su Firmamentum Sobiescianum (que pasó a ser Musca Borealis para diferenciarla de Musca, la mosca del sur). Ninguna de estas constelaciones tuvo éxito y, finalmente, fue Aries la que perduró hasta las 88 acuales. Hoy en día se puede considerar Musca Borealis un asterismo formado por 33, 35, 39 y 41 Arietis.
* Si bien no he logrado encontrar ningún texto que relacione esta historia con el sacificio de Isaac a manos de su padre Abraham (libro del Génesis) parece haber una gran similitud entre ambas, incluyendo la imagen del cordero. En el libro sagrado se puede leer «Levantó Abraham los ojos, miró y vio un carnero trabado en un zarzal por los cuernos. Fue Abraham, tomó el carnero, y lo sacrificó en holocausto en lugar de su hijo».