Planetas
Neptuno
Misiones a Neptuno
Voyager 2
Visualización de la trayectoria de la Voyager 2 a través del sistema solar. El ritmo del tiempo se acelera la mayor parte de la película, comenzando en aproximadamente 5 días por segundo al principio y acelerando durante el paso por el cinturón de asteroides y, hasta 11 meses por segundo, después de los sobrevuelos del planeta (NASA’s Scientific Visualization Studio / Tom Bridgman).
Neptuno fue el último planeta visitado por la Voyager 2 («viajero 2») en su viaje por el sistema solar (y ahora más allá). La nave espacial de la NASA fue lanzada el 20 de agosto de 1977, a las 16:29:44, hora de Madrid, desde el Complejo de lanzamiento espacial 41 de Cabo Cañaveral. El lanzamiento fue anterior al de la Voyager 1, pero se invirtió la numeración de su nombre porque estaba planificado que duese superada en poco tiempo por esta Voyager 1. Para su puesta en órbita se empleó un cohete Titán IIIE-Centauro.
El 9 de julio de 1979 sobrevoló Júpiter, y el 26 de agosto de 1981, Saturno, donde tomó camino separado de su nave gemela Voyager 1, alcanzando el planeta Urano el 24 de enero de 1986, que le serviría de impulso gravitacional para su último objetivo del sistema solar: Neptuno. Después del encuentro con Urano, la nave espacial realizó una sola corrección a mitad de camino, el 14 de febrero de 1986, la mayor realizada por la Voyager 2, para establecer un rumbo preciso hacia Neptuno.
Al planeta más alejado del Sol (aunque cuando despegó, lo era Plutón, que pasó a considerarse planeta enano después) llegó tras un viaje de 7.000 millones de kilómetros. De los cuatro sobrevuelos que realizó durante todo su viaje, el más cercano se produjo a las 05:56, hora peninsular, del 25 de agosto de 1989, volando alrededor de 4.800 kilómetros sobre las nubes de Neptuno. Se había convertido en el único objeto hecho por el hombre en sobrevolar al gigante helado.
En el encuentro con Neptuno, la Voyager 2 descubrió seis nuevas lunas y cuatro anillos. Además se constató que el planeta era más activo de lo que se creía anteriormente, con vientos de 1.100 k/h. Se descubrió que el elemento más común de su atmósfera era el hidrógeno, aunque también era rica en el metano, que le da al planeta su apariencia azul. Las imágenes revelaron detalles de las tres características principales de las nubes planetarias: la Mancha Oscura Menor, la Gran Mancha Oscura y Scooter.

Durante su exploración al octavo planeta los diez instrumentos científicos de la sonda aún estaban en funcionamiento. Voyager 2 es idéntica a su sonda hermana, la Voyager 1 y, por tanto, los instrumentos que portan son lo mismos y están referidos en la subsección de esta en las misiones a Saturno.
Ambas naves espaciales fueron diseñadas para reemplazar los planes originales para un «Gran Tour» de los planetas, en el que se iba a utilizar cuatro naves espaciales muy complejas para explorar los cinco planetas exteriores a fines de la década de 1970. La NASA canceló el plan en enero de 1972, principalmente al coste presupuestado para la misión (mil millones de dólares) y en su lugar propuso lanzar solo dos naves espaciales en 1977 a Júpiter y Saturno, dos sondas diseñadas para explorar los dos gigantes gaseosos con más detalle que las dos Pioneer (Pioneer 10 y 11) que las precedieron.
En 1974, los planificadores de la misión propusieron, si la primera Voyager tenía éxito, dirigir a la segunda a Urano y Neptuno mediante maniobras de asistencia por gravedad. El diseño de las dos naves espaciales se basó en los antiguos Mariner, de hecho se bautizaron como Mariner 11 y Mariner 12 hasta el 7 de marzo de 1977, fecha en la que el administrador de la NASA, James C. Fletcher anunció que pasarían a llamarse Voyager. La energía fue proporcionada por tres generadores termoeléctricos (RTG) de radioisótopos de dióxido de plutonio.
Tras abandonar el sistema neptuniano, la Voyager 2 siguió una trayectoria por debajo del plano de la eclíptica, fuera del sistema solar. 56 millones de kilómetros después del encuentro los instrumentos de la sonda se pusieron en modo de bajo consumo para conservar energía. Tras el encuentro con Neptuno, la NASA cambió formalmente el nombre de todo el proyecto a Misión Interestelar Voyager (VIM). En noviembre de 1998, tras 21 años de su lanzamiento, los instrumentos no esenciales se apagaron permanentemente, dejando siete activos.
El 30 de agosto de 2007, la Voyager 2 pasó el choque de terminación y luego entró en la heliovaina. La NASA anunció en diciembre de 2018 que la Voyager 2 había abandonado la heliosfera, ingresando al espacio interestelar, la segunda nave espacial en hacerlo después de la nave hermana Voyager 1. En 2019 aún emitía datos de cinco de sus instrumentos. En la actualidad la única antena disponible para enviar órdenes a la sonda Voyager 2 es la DSS 43, la antena australiana de la infraestructura Red del Espacio Profundo. Desde marzo de 2020 se suspendieron las comunicaciones con la sonda para realizar una serie de mejoras en la antena. La sonda volvió a retomar el contacto a principios de 2021.
En 2023 se produjo un hecho que mantuvo en suspense la misión: una serie de comandos enviados a la nave espacial el 21 de julio provocaron inesperadamente que la antena apuntara a 2 grados de la Tierra. Como resultado, la Voyager 2 perdió la capacidad de recibir ni transmitir datos a la Tierra. Afotunadamente, enviando instrucciones desde Las instalaciones de la Red de Espacio Profundo (DSN) de la NASA en Canberra, Australia, se consiguío superar el problema, comprobándose el éxito el 4 de agosto, fecha en que la sonda comenzó a enviar datos científicos y de telemetría, lo que indica que está funcionando normalmente y que permanece en su trayectoria esperada.


Según los cálculos, en 2023 la Voyager 2 superó a la Pioneer 10, convirtiéndose en la segunda nave espacial más alejada del Sol, a una distancia de unos 20.000 millones de kilómetros en ese momento, solo superada por su gemela, la Voyager 1. Se espera que la sonda siga emitiendo mensajes de radio hasta mediados de la década de 2020. Su dirección es hacia la constelación de Andrómeda (aunque esta información varía según las fuentes) y, si no se desvía o se destruye, pasará a pocos años luz de Sirio, dentro de unos 300.000 años.
Aunque en la prensa suele confundirse, el hecho de haber abandonado la heliosfera y haber alcanzado el espacio interestelar no es sinónimo de haber abandonado el sistema solar. Se considera que el límite del sistema solar está más allá del borde exterior de la Nube de Oort, que todavía está bajo la influencia de la gravedad del Sol. El ancho de la Nube de Oort no se conoce con precisión, pero se estima que empieza a unas 1.000 UA del Sol y se extiende hasta unas 100.000 UA. La Voyager 2 tardará unos 300 años en llegar al borde interior de la Nube de Oort y posiblemente 30.000 años en volar más allá.
Poco a poco se han ido desactivando instrumentos para incrementar al máximo la longevidad de estas naves. Tras los últimos instrumentos apagados (uno de la Voyager 1 y otro de la Voyager 2, en febrero y marzo de 2025 respectivamente) se mantendrán activos tres instrumentos en cada una de las naves gemelas. Cuando no quede suficiente electricidad para alimentar ni siquiera un instrumento, la Voyager 2 continuará silenciosamente su eterno viaje entre las estrellas. Ambas Voyager portan sendos discos de oro con multitud de información sobre la humanidad y nuestro mundo, como un mensaje en una botella viajando por el océano cósmico.
También se da información de esta sonda en los apartados correspondientes de las secciones «Misiones a Júpiter» y «Misiones a Saturno» y «Misiones a Urano».
El lanzamiento de Voyager 2 se produjo hace XXX años, XXX días, XX horas, XX minutos, XX segundos.
Voyager 2 sobrevoló Neptuno hace XXX años, XXX días, XX horas, XX minutos, XX segundos.