titulo subir.gif

Satélites Naturales
de Júpiter

Misiones

IntroducciónSobrevuelos pasadosOrbitadores pasadosMisiones actualesMisiones futuras

« Apartado anterior

Misiones futuras

Cuando se planteó el proyecto de la NASA de enviar una misión a Europa surgieron varias ideas para dar forma a la misión Europa Clipper (descrita en el apartado anterior), que hoy es una realidad. Entre esos planteamiento tomó fuerza uno que consistía en acompañar la investigación con una nave que se posaría sobre el hielo de Europa. Era la Europa Lander.

Sin embargo según el esbozo de la misión Europa Clipper fue tomando forma, la propuesta de incluir una sonda de aterrizaje fue perdiendo opciones por varios motivos. En primer lugar parece que la intervención del Congreso de EE. UU. hizo que el aterrizador tuviese un origen político más que científico, lo cual no es, en general, una buen punto de partida teniendo en cuenta que los actores y tendencias políticas cambian en las democracias, como sucedio en el país norteamericano cuando el congresista John Culberson, artífice de la financiación del Europa Lander, perdió su escaño ante su oponente demócrata en las elecciones de 2018, mermándose el apoyo a la misión del módulo de aterrizaje en la luna galileana.

Animación (acelerada ×4,5) representando el concepto de la propuesta de misión futura «Europa Lander» (JPLraw).

Culberson había conseguido que el Congreso forzase a la NASA a diseñar una nave que se posase sobre la superficie de Europa, de modo que la agencia espacial partió de la base de diseñar una pequeña sonda, pero se descarto esa idea, pasando a otro nivel: se llevarían dos naves separadas de alto nivel cada una. Sin embargo el coste de la misión crecíó enormemente. Este sobrecoste unido a la derrota electoral del político y añadido a todo ello la protesta de la comunidad científica, en el informe Midterm Review1 (2018), en el que exponía que esta costosa misión de la NASA no se había generado siguiendo las recomendaciones del Decadal Survey1 de 2013 a 2022, condujo a que el proyecto se quedase finalmente sin financiación.

En el Midterm Review se evidenció que, a pesar del interés del Congreso por un aterrizador en la luna Europa, el comité del Decadal Survey había considerado la importancia de esa misión, pero «a largo plazo», dejando claro que «no estaba en la lista priorizada de misiones en las recomendaciones para esta década», y que «ningún concepto de misión para un módulo de aterrizaje fue evaluado ni sometido al proceso CATE2 como el resto de misiones de clase Large Strategic Missions (Flagship)3».

Independientemente del recorte presupuetario y de los problemas de premura con el cohete que se iba a usar (SLS Block 1B de la NASA), parecía que la lógica decía que debían escudriñarse primero los datos obtenidos por Europa Clipper para poder enviar la Lander con un mayor fundamento (incluso para escoger un lugar óptimo de aterrizaje). Por todo ello, la nave, que iba a ser lanzada en 2024-2025 por imperativo del Congreso (empujado por Culberson), pasó a tener un limitado presupuesto sólo útil para un estado de mantenimiento de la misión, retrasando su salida a una fecha no anterior a 2030.

Para peor destino de la misión, en el Decadal Survey de la siguiente década (2023-2032) fue valorada, pero se rechazó, optándose por el Uranus Orbiter and Probe (ver apartado Misiones futuras a Urano) y el Enceladus Orbilander (apartado Misiones futuras a las lunas de Saturno), lo cual la dejó en un estado de «misión propuesta» ciertamente desalentador.

La finalidad de Europa Lander era aterrizar una nave espacial en el suelo helado de Europa para la recolección de muestras a unos 10 centímetros bajo su superficie (profundidad a la que la química de los materiales del océano estaría protegida de la radiación de Júpiter). Las muestras serían examinadas por un minilaboratorio del del módulo de aterrizaje (de forma similar alos empleados en Marte). Además podría albergar un microscopio y una cámara, junto con un sismómetro para detectar actividad geológica como erupciones o el desplazamiento de la corteza de hielo de Europa. El objetivo pricipal era detectar signos de vida en el material analizado de la superficie de Europa.


Esquema de la trayectoria y cronología de la futura misión Tianwen-4 al sistema joviano, Calisto y Urano (tomado de un post del periodista Andrew Jones). Ampliar

China, por su parte, sigue demostrando su capacidad como potencia espacial del siglo XXI con nuevos retos. En este caso quiere llevar una nave al sistema joviano. La CNSA trabaja en la misión Tianwen-4, que parece ser se centrará en el estudio de Calisto.

El lanzamiento podría efectuarse en septiembre de 2029, según post de la CNSA Watcher. La nave seguirá la conocida como trayectoria VEEGA, obteniendo asistencia gravitatoria de Venus (abril de 2030) y la Tierra en dos ocasiones (febrero de 2031 y mayo de 2033). Así, alcanzaría Júpiter a acabando 2035. Serán unas 10 órbitas elíptica alrededor de Júpiter, con un período de 30 días, durante un año, durante las que practicará sobrevuelos de lunas irregulares.

Antes de la entrada en órbita alrededor de Júpiter se producirá la separación de una sonda menor cuyo destino es mucho más lejano: el gigante helado Urano, al que sobrevolaría en marzo de 2045.

En una segunda fase, con dos asistencias gravitacionales de Calisto, en febrero de 2038 Tianwen-4 entrará en órbita alrededor de Calisto a una altitud de 300 km y un período orbital de 17,7 horas, para lanzar posteriormente una sonda de impacto para golpear la superficie de Calisto.

En la exploración del gigante gaseoso y su entorno se incluye la entrada en órbita de Calisto, aunque antes de entrar en órbita de esta luna, Tianwen-4 podría emplearse en el estudio de los satélites irregulares, demasiado pequeños y lejanos para si obervación en detalle con telescopios. El cronograma que se valora sitúa a Tianwen-4 (ya liberada de la sonda de Urano) entrando en órbita de Júpiter en diciembre de 2035

La ventaja del estudio de esta luna joviana es que es la más lejana del planeta de los cuatro satélites galileanos, por lo que su investigación puede prolongarse en el tiempo al quedar fuera del intenso campo de radiación de Júpiter.

Si bien en los orígenes del diseño de la misión se llegoa a hablar de un aterrizador, hace años que la divulgación china ya no cita ningún módulo de aterrizaje, aunque no se descarta la incorporación de un impactador, que proporcionaría datos muy valosos y únicos sobre sus cráteres, sobre elementos orgánicos y de otro tipo que se obtendría del material expulsado por la colisión, e incluso se podría evaluar su posible influencia en la ligera atmósfera de Calisto. Además sería una misión complementaria a las misiones como Juno, Juice y Europa Clipper, que se centran en otras lunas galileanas.

1 El Decadal Survey («estudio decenal») es un informe que se redacta cada diez años por el National Research Council (NRC), una organización independiente de la NASA, y que tiene gran importancia en las decisiones que esta toma en cuanto a objetivos y misiones. A mitad del periodo se suele emitir otro informe, el Midterm Review («revisión intermedia») en el que se valora si la NASA está siguiendo los objetivos planificados en el plan de esa década.

2 CATE (cost and technical evaluations, «evaluación técnicas y de coste») es un proceso desarrollado por las Academias Nacionales, modificado para cada una de las encuestas decenales, que busca una estimación de costos junto con la madurez técnica de la misión, así como presupuestos inadecuados al desarrollo.

3 El programa de Large Strategic Missions («grandes misiones estratégicas»), conocido como programa Flagship («buque insignia») es el que integra aquellas misiones que suponen un mayor presupuesto en la NASA, por delamte del resto de programas (New Frontiers —con un presupuesto intermedio— y el programa de menor coste Discovery). Entre los muchos ejemplos de este programa se pueden citar las misiones Galileo, Cassini, Curisosity, Perseverance-Ingenuity, Solar Parker y la propia Europa Clipper.