Satélites Naturales
de Júpiter
Lunas de Júpiter
Tebe

Tebe fue descubierto por Stephen Synnott y su equipo científico Voyager a partir de imágenes tomadas por la Voyager 1 el 5 de marzo del año anterior, aunque después se vio que también aparecía en fotos de la citada nave del 27 de febrero de 1979.
Tras su descubrimiento, fue fotografiado por la sonda espacial Voyager 2 en longitudes de onda visiblesy, más adelante, por la nave Galileo en varias ocasiones entre 1996 y 2001. Su conocimiento fue mayor durante los sobrevuelos de la nave Cassini.
En 1983 recibió su nombre definitivo oficialmente, usando el de una hija del rey de Egipto, nieta de Ío y amante de Zeus (el análogo de Júpiter), y que por ella se dio nombre a la ciudad egipcia de Tebas. También aparece Tebe en otros pasajes mitológicos como una ninfa hija de Asopo y amante de Zeus. Su nombre, desde el punto de vista de proxiidad al planeta, es Júpiter XIV
Tebe es un satélite prógrado, a pesar de que, al igual que su luna hermana interior Metis, no lleva la terminación en «a» de este tipo de satélites exceptuando las cuatro grandes lunas). Entre Metis (la más cercana al planeta) y Tebe hay dos lunas más (Adrastea y Amaltea), siendo estas cuatro lunas las que hay entre Júpiter y las galileanas. El conjunto de las ocho son los llamados satélites regulares de Júpiter ya que son los únicos prógrados, de órbitas casi circulares y en el mismo plano ecuatorial que Júpìter.

Sin embargo, a pesar de lo dicho, tiene una excentricidad (0,018)y una inclinación (1,08°) elevadas para lo esperado de un satélite interior. Esto se explica por la influencia gravitatoria que sufrió en el pasado de la luna galileana más interna, Ío. Según Ío se iba alejando poco a poco de Júpiter, Tebe iba pasando por distintas órbitas de resonancia que lo elevaban sobre el plano ecuatorial joviano. Actualmente tiene un distanciamiento vertical máximo de unos 4.240 km, recorriendo un trayecto orbital de 1.394.130,84 km alrededor del gigante gaseoso.
Como suele suceder con las lunas internas, está relacionada con un anillo del planeta. En su caso, oribta por el borde interior del anillo difuso exterior (llamado anillo de Tebe), compuesto por polvo, que tras ser expulsado del propio satélite, cae en lentas espirales en la dirección del planeta por la acción del efecto Poynting-Robertson1 y forma el anillo en que está inmerso el satélite.
Al igual que todos los satélites interiores, los movimientos de rotación y traslación de Tebe son sincrónicos (mantiene, por tanto, siempre la misma cara orientada a Júpiter), siendo el semieje mayor el que apunta al planeta. La inclinación del eje axial es nula.
Tebe es la séptima luna más grande del planeta, con un radio medio de unos 49 km. Tiene una forma irregular, con la geometría aproximada de un elipsoide de tres ejes, con un diámetro medio de 98 km. Se estima que tiene una densidad de 3 g/cm3.
En los puntos de la superficie más cercanos y más lejanos de Júpiter, se cree que la superficie está cerca del borde del lóbulo de Roche2, donde la gravedad es solo ligeramente mayor que la fuerza centrífuga. Como consecuencia de esto, la velocidad de escape en estos dos puntos es muy pequeña, lo que permite al polvo escapar fácilmente tras los impactos meteoríticos e ingresar en el anillo difuso de Tebe.
La superficie de este satélite es muy oscura (albedo de 0,047) y con tonos rojizos. Esta reflectividad no es homogénea: el hemisferio anterior es 1,3 veces más brillante que el posterior, quizá por el mayor número de impacto en la zona frontal que han dejado al descubieto material interior brillante (probablemente hielo).
Su superficie está muy craterizada con, al menos tres o cuatro cráteres de impacto de tamaño equiparables al del propio satélite. El mayor es el cráter Zethus, de 40 km de diámetro, nombre aprobado por la UAI en el año 2000 que es el del marido de Tebes en los mitos griegos. Está situado en la cara oculta y fue descubierto en las imágenes tomadas por la sonda Galileo. Sus bordes tienen varias machas brillantes.
1 El efecto Poynting-Robertson es un fenómeno causado por la presión de radiación sobre las pequeñas partículas de polvo interplanetario. Al ir fenándose por la interacción con la radiación, las partículas se desplazan en órbitas espiraliformes cada vez más próximas al objeto central (en general la teoría se defiere al Sol) hasta caer en él. J. H Poynting y H. P. Robertson fueron lo suqe elaboraron la previsión teórica del fenómeno que luego se demostró experimentalmente.
2 El lóbulo de Roche es el volumen que rodea a un cuerpo en donde otro objeto se mantiene ligado por graveda a dicho cuerpo. Si supera el límite de lóbulo de Roche pasará a ser atraído por otro cuerpo externo que haya. Este concepto se suele emplear en sistemas estelares binarios.