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Década 1970: cinturón de asteroides

Representación artística de Pioneer 10, primera nave en atravesar el cinturón de asteroides (NASA).

En los años 70 se produjo un primer acercamiento a lo que entonces se pensaba que podían ser asteroides capturados por Marte: la Mariner 9 tomó valiosas fotografías de las lunas Fobos y Deimos, pero en la actualidad parece cada vez más evidente que ambos cuerpos sonn partes del propio planeta rojo expulsadas tras una colisión.

Fue con el lanzamiento de las Pioneer cuando se llevó a cabo la primera investigación asteroidal in situ, que consistió en estudiar el cinturón de asteroides y evaluar el riesgo al que se enfrentaban las naves espaciales al atravesarlo en misiones a planetas exteriores, como ellas mismas lo eran.

Así, la Pioneer 10 fue la primera sonda que lo atravesó, el 16 de julio de 1972, éxito repetido por su hermana la Pioneer 11, concretamente el 19 de abril de 1974. Las Pioneer llevaban un elemento para investigar asteroides y meteoroides en el espacio interplanetario y en las proximidades de Júpiter. Se llamaba AMD (Asteroid/Meteoroid Detector, —«detector de meteoroides y asteroides»—) y constaba de cuatro telescopios alineados entre sí, con un ángulo de visión de 7,5° cada uno, de modo que la luz reflejada por asteroides y meteoroides se detectaría y amplificaría, pudiendo determinar distancia y velocidad. Sin embargo, el instrumento fracasó en 1973.

Las sondas también portaba un detector de meteoros (Asteroid-Meteoroid Penetration Experiment), integrado por 234 celdas presurizadas con una mezcla de argón y nitrógeno, con la finalidad de medir el número de impactos de meteoritos en la nave espacial. El instrumento era sensible a micrometeoros de una masa de aproximadamente 1 × 10-9 g. El 16 de abril de 1975, después de haber sobrevolado Júpiter, el detector de micrometeoritos de la Pioneer 11 se apagó porque emitía órdenes equívocas que interferían con otros instrumentos.

Los investigadores ya sabían que, probabilísticamente, un impacto serio con un asteroide era descartable, como se pudo comprobar con la Pioneer 10, cuya mayor aproximación a un asteroide conocido (307 Nike, el 2 de diciembre de 1972) fue de 8,8 millones de kilómetros. Sin embargo, los científicos no tenían tan claro el posible daño que la posible densidad elevada de partículas de polvo en el cinturón podría causar; además, cualquier partícula ligeramente más grande que la media podía dejar fuera de servicio a una nave. Se constató que no era así, y que los impactos sin relevancia de polvo interplanetario (en concreto 55 desde el lanzamiento de la Pioneer 10) no aumentó al atravesar el cinturon, por lo que se había comprobado que el peligro de pasar por esa banda entre Marte y Júpiter no suponía ningún riesgo.

También las naves Voyager atravesaron el cinturón pero ninguna de estas naves tomó imágenes de esta región, pero también contribuyeron a entender que este cinturón de escombros no era denso, y que los cientos de miles o millones de asteroides que lo integran están muy separados unos de otros al tener muy pequeños tamaños y estar distribuidos en un amplio volumen de espacio orbital. Las Voyager sí que nos mostraron fotografías de pequeños satélites de los gigantes gaseosos, asteroides capturados, que revelaron la forma irregular de estos cuerpos.

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