Asteroides
Distribución y riesgo
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Asteroides cercanos a la Tierra (NEA)

Los NEA (por sus siglas en inglés near-Earth asteroid) son asteroides cuyo perihelio es inferior a 1,3 UA del Sol (que es un poco más lejos que el radio promedio de la órbita de la Tierra). Los cometas cercanos a la Tierra se conocen como NEC (near-Earth comets) y, además de cumplir con los requisitos orbitales dados para los NEA, incluyen únicamente a los cometas de período corto, o sea, los de período orbital menor de 200 años. El conjunto de ambos grupos (NEA y NEC) forma la categoría de los NEO (near-Earth object), aunque el porcentaje de los NEA con respecto a los NEC es abrumadoramente superior.
El impacto más conocido, por su gran implicación en la desaparición de los dinosaurios no aviares y la aniquilación del 75% de las especies de plantas y animales del planeta, fue el de la península del Yucatán, que chocó contra nuestro planeta hace 66 millones de años y provocó un cráter de unos 180 km de diámetro (según datos de la NASA). Sin embargo no es el cráter de impacto más grande de la Tierra, siendo superado por el cráter de Sudbury (Ontario, Canadá), hace 1849 millones de años, que originalmente debió medir al menos 200 km, y el cráter Vredefort (Estado Libre, Sudáfrica), cuyo diámetro se acercó a los 300 km. El de Sudburi se produjo hace unos 1.800 millones de años, posiblemente por la caida de un cometa de 10 a 15 km de diámetro. El cráter Vredefort se originó hace unos 2.020 millones de años por un asteroide de 20 o 25 km de diámetro a una velocidad de 25 km/s o 15 km/s, respectivamente, según una investigación de la Universidad de Rochester publicada en un artículo de investigación en el Journal of Geophysical Research: Planets.
De momento el cráter de impacto con el mayor diámetro localizado en nuestro planeta es el cráter de la Tierra de Wilkes, bajo más de 1 km de hielo, en el distrito que le da nombre, en el este de la Antártida. La existencia de este inmenso cráter de unos 500 km de diámetro fue propuesta en 1962 por Richard A. Schmidt (Centro de Investigación Geofísica y Polar, Universidad de Wisconsin-Madison —EE. UU.—) y confirmada en 2006 por las mediciones de los radares de gravedad y subsuelo de los satélites GRACE de la NASA. Para generar un cráter de semejante tamaño se ha calculado que el asteroide debería medir aproximadamente 48 km de diámetro (cuatro o cinco veces mayor que el causante del cráter de Chicxulub). Se calcula que el impacto del meteorito se produjo hace 250 millones de años.
Grabaciones del bólido que impactó en Rusia en febrero de 2013.
Sin embargo, el 20 de agosto de 2022, los geólogos Andrew Glikson y Tony Yeates de la Universidad de Nueva Gales del Sur (Sídney, Australia), publicaron en la revista Tectonophysics un artículo en el que mostraban estudios sobre la existencia de un probable cráter de impacto de 520 km de diámetro, al que han llamado estructura Deniliquin, lo cual le convertiría posiblemente en el mayor conocido hasta la fecha. El impacto que lo generó se debió dar durante el llamado evento de extinción masiva del Ordovícico tardío, hace aproximadamente entre 450 y 440 millones de años, en el que se extinguió el 85% de las especies que existían en la Tierra. Glickson ha publicado nuevos estudios en 2023 sobre esta hipótesis que parecen corroborar su existencia. Las perforaciones y análisis de muestras en la estructura de Deniliquin traerá luz sobre su naturaleza.
Ya en tiempo más recientes, en 2013, un asteroide de un tamaño de 17 × 15 m y una masa aproximada de entre 9.000 y 13.000 toneladas entró en la atmósfera terrestre a una velocidad de 18 km/s, explotando a unos 20 km de altura. El resultado fue el impacto de entre 4.000 y 6.000 kg de meteoritos, incluido un fragmento de 650 kg (recuperado posteriormente en el lago Chebarkul), a 80 km de la ciudad rusa de Cheliábinsk. El bólido liberó una energía de 500 kilotones, treinta veces superior a la bomba nuclear de Hiroshima. El resultado, casi 1.500 heridos y millones de euros de pérdidas materiales.
El bólido de Cheliábinsk procedía del grupo Apolo de asteroides, ubicado entre Marte y Júpiter.
Como curiosidad, meses después la antorcha olímpica (en los JJ.OO. de 2014) pasó por la ciudad de Cheliábinsk. Además las siete medallas olímpicas de oro entregadas el 15 de febrero (primer aniversario del impacto) estaban incrustadas por restos de algunos de los meteoritos encontrados.

Estos objetos caen sobre la Tierra con relativa frecuencia. Un precedente popular, también en Rusia, fue el bólido de Tunguska, en la mañana del 30 de junio de 1908, durante el reinado del zar Nicolás II. Se calcula que el meteorito (muy probablemente un asteroide) tenía varias decenas de metros y desplegó una energía cientos de veces superior a la bomba de Hiroshima, devastando una superficie de taiga siberiana del tamaño de Vizcaya.
El geólogo Leonid A. Kulik, enviado por la Academia Soviética de Ciencias, llevó a cabo varias expediciones al lugar, describiendo un área arrasada de 2.150 kilómetros cuadrados con unos 80 millones de árboles derribados. En 2016, las Naciones Unidas proclamaron el 30 de junio como el Día Internacional del Asteroide para crear conciencia sobre los asteroides y los esfuerzos por defender el planeta.
En España, en la primera década de los 2000 se registraron dos impactos destacados de meteoritos: uno el 4 de enero de 2004, en Villalbeto de la Peña (Palencia), y otro en Puerto Lápice (Ciudad Real), el 10 de mayo de 2007.
En los últimos años son numerosos los asteroides que se han podido detectar pasando «cerca» de la Tierra. En agosto de 2020 se detecto la presencia de un NEA, cuando se alejaba, con un tamaño de 3 a 6 metros de ancho, marcando el récord de mayor acercamiento a la Tierra: pasó a 2.950 kilómetros sobre el sur del Océano Índico el domingo 16 de Agosto a las 4:08 GMT. Ningún otro NEA no impactante conocido se había acercado tanto. Este asteroide, bautizado con el nombre de 2020 QG, viajaba a 12,3 km/s, pero en caso de impacto hubiese provocado una bola de fuego, volatilizándose en la atmósfera, al no tener suficiente masa.
La animación representa un mapa del aumento del número de todos los asteroides conocidos en el sistema solar entre el 01/06/1999 y el 31/06/2018. El azul representa los asteroides cercanos a la Tierra. El naranja representa los asteroides de los cinturones principales entre las órbitas de Marte y Júpiter (NASA / JPL-Caltech).
Estos objetos son, por tanto, un peligro real para la existencia humana, y el impacto de uno de ellos, el asteroide de Chicxulub, en la península de Yucatán, es una prueba evidente tras haber causado, con alta probabilidad, el final de los dinosaurios (hipótesis Álvarez1), que dominaron este planeta durante 135 millones de años (una inmensidad comparados con los 140.000 años que llevamos nosotros en él).
Por medio de la ONU, la Agencia Espacial Europea y otras agencias espaciales se están estudiando y se ha establecido un progama de seguridad para los futuros NEA. La Oficina de Defensa Planetaria de la ESA es un elemento clave para las actividades de seguridad y protección del espacio de la Agencia. Spaceguard (en español, guardia espacial) es el nombre bajo el cual se agrupan estos programas, algunos de los cuales reciben apoyo de la NASA, bajo un requerimiento del congreso estadounidense de detectar un 90 % de los NEA con un diámetro mayor a un kilómetro.
El 30 de junio de 2020, haciéndolo coincidir con el Día Internacional de los Asteroides, la ESA publicó en su cuenta de Twitter una lista (distribuída por Antena3 Noticias, entre otros programas y medios) de los siete asteroides con más probabilidades de impactar en la Tierra durante los próximos 100 años, Aquí el link de Antena 3 a la lista de los 7 asteroides más peligrosos.
En el verano de 1998, la NASA estableció el Programa de Observaciones de Objetos Cercanos a la Tierra y el JPL se convirtió en el hogar de los datos de investigación de la agencia y el análisis de los NEO, que como se ha comentado más arriba, incluye a los NEA y los NEC.
Equipos de búsqueda de asteroides respaldados por el Programa de Observaciones NEO de la NASA han encontrado más del 95% de los asteroides cercanos a la Tierra (NEA) conocidos en el presente. Actualmente hay más de 18.000 NEO conocidos y la tasa de descubrimiento promedia unos 40 por semana.
La sonda NEAR Shoemaker capturó esta película el 3 y 4 de diciembre de 2000 mientras estaba en órbita a 200 kilómetros de Eros (NASA / JHUAPL).
En 2016, la oficina pasó a llamarse Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra (CNEOS) conjuntamente con el establecimiento de la Oficina de Coordinación de Defensa Planetaria (PDCO) de la NASA en Washington.
El programa Catalina Sky Survey, gestionado por el Lunar and Planetary Laboratory de la Universidad de Arizona (EE. UU.), también está dirigido a la búsqueda de cometas, asteroides y objetos próximos a la Tierra. Este programa obtuvo su primer éxito de predicción el 6 de octubre de 2008, cuando localizó y rastreó por primera vez a un asteroide (el 2008 TC3) en rumbo de colisión hacia la Tierra. El NEO, de unos 4 m y 80 toneladas, explotó 19 horas después de su primer avistamiento, a unos 37 km sobre el desierto de Nubia en Sudán. Se consiguieron recoger restos en la zona para su estudio. La detección y prvisión del impacto fue un hito importante y un precedente significativo en la detección de posibles objetos impactadores con el fin de intentar evitar la colisión o reducir los daños si esto no fuese posible (desalojar a la población, etc.).
Uno de los objetivos prioritarios de las campañas de observación es la búsqueda de los asteroides potencialmente peligrosos que tienen órbitas que se intersecan con la órbita terrestre y que en el futuro podrían precipitarse sobre nuestro planeta.
Hay más de 10.000 asteroides NEA, con tamaños entre 1 m y 32 km de diámetro. Gracias a los datos aportados por la sonda Neowise se estima que el 93% de ellos superan el kilómetro. También ha calculado que existen 15.000 asteroides de más de 100 m que aún no han sido encontrados.
El primer asteroide detectado de los que cruzan la órbita terrestre fue Eros, que forma parte de los asteroides Amor. Fue descubierto por Carl Gustav Witt en 1898. Tiene un perihelio de 1,1 UA, distancia que lo aproxima periódicamente a la Tierra, por lo que se considera un asteroide próximo a la Tierra (NEA). Es un asteroide espectral tipo S. Tiene un diámetro medio de 16,8 km, con 33 km de un extremo al otro, y forma irregular, con un estrechamiento central que le da aspecto de cacahuete. Es el segundo NEA en tamaño después de Ganimedes. Su masa es de 6,687×1015 kg (una diezmillonésima parte de la lunar).
En 2000 se convirtio en el primer asteroide orbitado por una nave espacial, sonda NEAR Shoemaker, que aterrizó en la superficie de Eros el 12 de febrero de 2001. En el vídeo adjunto se muestra una rotación completa del asteroide de 33,8 km de largo tomado por la sonda NEAR Shoemaker el 3 y 4 de diciembre de 2000, mientras lo orbitaba a 200 km de su centro. La película comienza por uno de los extremos de Eros y un barrido sobre la depresión en forma de silla de montar llamada Himeros, para continuar con una vista de Shoemaker Regio (la gran zona rocosa al lado de Himeros) antes de girar sobre el extremo opuesto, mostrando una puesta de sol dentro Psyche, un gran cráter de impacto de 5 km. La película termina con un regreso a la punta del asteroide, llena de cráteres.
Los NEA se clasifican en cuatro grupos principales atendiendo a su semieje mayor, su perihelio y su afelio:


Asteroides Amor: su rango orbital radial está entre la órbita de Marte y la de la Tierra y un perihelio muy por encima del afelio y menor a 1,3 UA. Su nombre proviene del asteroide Amor. Los objetos que integran este tipo frecuentemente cruzan la órbita de Marte, pero no la de la Tierra. Reciben su nombre del asteroide (1221) Amor. Uno de los más conocidos miembros del grupo es (433) Eros, citado más arriba. No hace mucho se valoraba que las dos lunas de Marte, Fobos y Deimos, podrían ser asteroides del tipo Amor que fueron capturados por el planeta rojo.
Asteroides Apolo: tienen un rango de órbita radial más grande que el de la Tierra (semieje mayor mayor 1 UA) y un perihelio menor al afelio terrestre. EL nombre del grupo se lo da el asteroide (1862) Apolo.
Asteroides Atón (Aten en inglés): son aquellos cuya órbita atraviesa la órbita terrestre y el semieje mayor de aquella es más pequeño que el diámetro de la órbita de la Tierra. (2062) Atón es el asteroide que da nombre al grupo.
Asteroides Atira: son los asteroides cuya órbita entá englobada por la de la Tierra. Reciben su nombre del asteroide (163693) Atira.
Los pertenecientes a los dos primeros grupos (Amor y Apolo) integran, según datos de JPL en 2023, más del 90% de todos los NEA conocidos.
En esta web de aproximaciones dercanas de la ESA aparecen dos listas actualizadas de NEA, una de la aproximaciones recientes a la Tierra y otra de los próximos acercamientos a la Tierra, incluyendo fechas, distancias, frecuencia, etc. La NASA también tiene una página web de datos de aproximación cercana donde muestra un listado de acercamiento cercanos a la Tierra de NEO, y otra página de datos de riesgo de impactos en que se presenta una tabla que resume, por objeto, los posibles impactos futuros en la Tierra que el sistema Sentry (del que se habla en el siguiente apartado) del JPL ha detectado en función de las observaciones disponibles actualmente (en esta tabla se puede acceder picando un objeto a una página con todos los detalles sobre ese objeto.
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1 La hipótesis de la causa de la extincion masiva hace 65 millones de años por el impacto de un asteroide es conocida como hipótesis Álvarez ya que fueron el físico Luis Alvarez (Premio Nobel —1968— y partícipe del proyecto Manhattan, en el que se desarrolló la bomba atómica) y su hijo, el geólogo Walter Álvarez, junto con otros colaboradores (Helen Michel y Frank Asaro), todos ellos científicos de la Universidad de Berkeley (California, EE. UU.), los que la propusieron en 1980. La publicación de la existencia del cráter Chicxulub en 1981 (del que ya había indicios de décadas anteriores) y los análisis de sus características y composicion diez años después, dataron el impacto del mismo en el límite Cretácico-Paleógeno, dando un impulso decisivo a esta hipótesis.